Es momento de reconocernos como parte integral del territorio, como hijos de la HISTCHA GUAIA, en donde todo está relacionado e interconectado.
La Tierra (HISTCHA GUAIA en lengua Muisca), apenas representa un tercio en la historia del Universo conocido, es decir, unos 4.600 millones de años. Y si este tiempo fuera representado en un año, los seres humanos apareceríamos apneas en los últimos cinco minutos del 31 de diciembre; realmente un instante, frente a la inmensidad del tiempo y el espacio conocibles. Sin embargo, período suficiente para afectar la armonía y los ciclos de la HISTCHA GUAIA, siempre guiados por la sensación de separación y superioridad, de competencia y egoísmo.
Somos una especie, dentro de 8.7 millones, una capaz de diezmar a sus semejantes a velocidades vertiginosas.
Es momento de reconocernos como parte integral del territorio, como hijos de la HISTCHA GUAIA, en donde todo está relacionado e interconectado, es momento de reconocer lo sagrado, la memoria viva en los elementos, símbolos de resistencia.
Es tiempo de recordar que venimos y somos la misma materia; sustancia que seremos al final de nuestros días, y que permanecerá acá extendiéndose en otras formas de existencia, de forma cíclica, no lineal.
La Tierra, nos aporta todo en cuanto conocemos, la Tierra es abundancia, aprendamos a coexistir en simbiosis con ella, finalmente, somos nosotros quienes más la necesitamos, finalmente es nuestro único hogar.
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